El Ángel
Del Poder
Tu eras el poder, oh Padre Celestial, cuando ordenaste un Sendero
para cada uno de nosotros y a la vez para todos.
¿Qué es la acción bien hecha? Es la que hacen los Hijos de la Luz,
quienes cumplen la Ley antes que todas las otras cosas. Por eso, yo
te pido el mejor de todos los dones, oh Padre Celestial, pues Tú
eres el más perfecto de todos los seres.
Que la Ley Santa gobierne dentro de nosotros a través de Tu ángel
del Poder. Yo pongo cerca de Ti mis invocaciones, para que Tus
grandes dones de Poder protejan Tu Orden Celestial y para que Tu
mente creativa esté dentro de nosotros por siempre.
Te ensalzamos, Padre Celestial, oh Rey Poderoso y bendecimos Tu
poder por siempre y siempre, mientras seamos aptos y podamos tener
el poder y mientras que le enseñemos al pueblo las cosas que deben
hacer, teniendo fe en el Padre Celestial, en la Madre Tierra, en los
santos ángeles y en todos los Hijos de la Luz, quienes siembran en
el suelo del jardín de la Hermandad, sintiendo el deseo de la Orden
Celestial en sus espíritus y en sus cuerpos.
Tuyo era el Poder, oh Padre Celestial, si, oh Creador del Amor, a Ti
pertenecían el entendimiento y el espíritu, cuando ordenaste un
sendero para cada uno de nosotros y a la vez para todos.
Por Tu Poder iremos hasta la gente y le enseñaremos diciendo:
confiad en la Ley y caminad por los caminos de los santos ángeles,
así viviréis en la Tierra y ciertamente seréis alimentados desde la
mesa donde está el festín de la Madre Tierra.
Deleitaos también en el Poder del Padre Celestial y El os concederá
los deseos de vuestro corazón.
Que la arrogancia no salga de vuestra boca; porque el Padre
Celestial gobierna mediante la Ley Santa y El pesa las acciones. El
es el que hace bajar a la tumba y el que rescata de ella.
El poder de la Ley puede traer la pobreza, o dar la riqueza. Su
poder puede causar la caída, o promover el ascenso.
El poder de la Ley levanta al pobre desde el polvo y saca al mendigo
del estercolero y los hace herederos del Trono de la Gloria.
Desde afuera de los cielos, El hace caer truenos sobre los hijos de
las tinieblas. El Señor juzgará con Su poder los confines de la
Tierra. El escucha las voces de los hermanos que claman desde el
desierto estéril.
Preparaos para el camino de la Ley, haced que sean rectos los
caminos del Padre Celestial, los de la Madre Tierra y los de todos
los santos ángeles del Día y de la Noche.
Todo valle será llenado y toda montaña y colina serán puestos abajo
y lo que está torcido será enderezado, y los caminos escabrosos se
volverán suaves y toda carne verá el Poder de la Ley. Te ensalzamos,
Padre Celestial, porque nos has levantado. Oh señor, que eres
nuestro Padre Todopoderoso, Tu nos sanaste cuando Te invocamos.
Has librado de la tumba los espíritus de la gente y los mantienes
con vida, para que no desciendan a la sepultura. Oh Padre Celestial,
Tu eres la Ley; tarde o temprano, hemos de buscar a Tus ángeles.
Nuestros espíritus tienen sed de Ti, nuestra carne suspira por la
Ley.
La Ley es un río de santo Poder en una tierra seca y sedienta, donde
no hay agua. Nuestros labios alabarán Tu Poder mientras estemos
vivos, levantaremos nuestras manos en Tu nombre.
Preservaremos y promoveremos Tu Orden Celestial, mediante el
cumplimiento de los hechos. Invocaremos y pronunciaremos Tu santo
Poder de día y de noche y aquel santo Poder vendrá a ayudarnos. Y
será como si hubiere mil ángeles protegiendo a un solo hombre.
A Ti, Padre Celestial, pertenece todo el Poder y también Te
pertenece la Misericordia. Porque la Ley recompensa a todo hombre,
de acuerdo con sus obras.