No
Hay Excusas
Autor: Jacques
Loew
Un discípulo fue en busca del rabino Nahman, de Braslaw:
- No continuaré mis estudios de los textos sagrados. -dijo- Vivo en
una pequeña casa con mis padres y hermanos y nunca encuentro las
condiciones ideales para concentrarme en lo que es importante.
Nahman señaló al sol y pidió a su discípulo que pusiera la mano
frente a su cara, de manera que quedara oculto. Y así lo hizo éste.
- Tu mano es pequeña y, sin embargo, ha conseguido cubrir totalmente
la fuerza, la luz y la majestad del inmenso sol. De la misma manera,
los pequeños problemas consiguen darte la disculpa necesaria para no
seguir adelante en tu búsqueda espiritual. Así como la mano tiene el
poder de esconder el sol, la mediocridad tiene el poder de esconder
la luz interior.
No culpes a los otros por tu propia incompetencia.
No hay excusas suficientes para no crecer