Los
Insultos
Un abad del monasterio de Esceta recibió a un joven que quería
seguir el camino espiritual.
- Durante un año,
paga una moneda a quien te insulte - le dijo el abad.
Durante doce meses
el joven pagó una moneda siempre que era insultado. Al terminar el
año, volvió a presentarse ante el abad, para saber cuál era el
próximo paso.
- Ve hasta la
ciudad a comprar comida para mí.
En cuanto el joven salió, el abad se disfrazó de mendigo y, tomando
un atajo que conocía, se fue hasta la puerta de la ciudad.
Cuando el joven se
aproximó, comenzó a insultarlo.
- ¡Qué bien! -dijo
al falso mendigo- ¡Durante un año entero tuve que pagar a todos los
que me insultaban y ahora puedo ser insultado gratis, sin gastar
nada!
Al oír esto, el
abad se dio a conocer.
- Quien es capaz
de no darle importancia lo que los otros dicen es un hombre que está
en el camino de la sabiduría. Tú ya no te tomas los insultos en
serio, y por lo tanto estás listo para el próximo paso.